Un ciclo más.
A transcurrido un año y se completa un ciclo más de la rueda de la vida, un lapso
de tiempo pretenciosamente capturado y mensurado para presentar lo bueno o malo
ocurrido en ese período.
Cosas que
sucedieron y que según el ángulo de quién lo vea, discriminará si fue bueno o
malo. En algunos casos incluso habrá personas que expresarán esta sensación no solo
para ellos, sino también para otros, arrogándose este íntimo e intransferible
derecho del otro.
El paso por
este físico soporte terreo que mantiene lo que conscientemente llamamos vida y, tomando
este concepto, estamos creando y reafirmando nuestra - propia - percepción para
validarnos por sobre los demás.
Como consecuencia de aquello, engañosamente nos insuflamos esa chispa que nos convierte en ese semi-dios que casi todo lo puede o lo podrá.
Como consecuencia de aquello, engañosamente nos insuflamos esa chispa que nos convierte en ese semi-dios que casi todo lo puede o lo podrá.
A diferencias de sociedades muy antiguas anteriores a la humanidad, que se han mantenido intactas en sus estructuras de orden y que perduran hasta nuestros días sin el atrevimiento de algún individuo, por cuestionar nunca el rol que le tocó vivir en la colmena o en alguna otra estructura social similar.
Nosotros en cambio hemos elegido estar conscientes de este orden, imponiendo una ley antinatura, cambiando la moralidad según las oscuras necesidades de aquellos que lideran este engendro llamado sociedad humana.
Creando una
vía erróneamente dirigida hacia un mundo utópico falaz y perverso, donde la llamada educación
está dirigida a proveer de mano de obra para aquellos grandes que comercian
inescrupulosamente con los recursos
naturales e, inculcando
necesidades superficiales e innecesarias a través de sus grupos de medios.,
parte de sus grandes holdings para controlarnos fácilmente, y de esta manera saciar su
codicia.
Pero, este
ha sido un año en que el despertar de muchos a mostrado los verdaderos e
intrincados nudos y vueltas de esta espuria malla social hábil y perversamente
tejida.
Se escucha
un grito entre tantas voces, llamando a despertar, despertar esa conciencia que
nos haría retornar a ese lugar que nos corresponder y que nunca debimos
abandonar ; crecer, crecer con ella, con la naturaleza y no contra ella.
Es de
esperar que al inicio del año, todo este resurgimiento del nuevo orden esté en
sintonía con nuestra verdadera identidad, la de formar y ser parte igualitaria entre
todos los que componemos la tierra.