Esta es una pequeña historia, inspirada y textualizada del video subido a Dailymotion por: Manukeo.
Al que agradezco; pero si debo retirarlo a petición de su autor, lo haré sin ningún problema.
Al que agradezco; pero si debo retirarlo a petición de su autor, lo haré sin ningún problema.
RICHARD KANE, Mr. Cyborg
Richard había sucumbido a la fuerte propaganda que ostentaba el centro de la ciudad, propaganda de ese “necesario” artificio que ya poseían muchos de sus compañeros en la oficina.
Pensó y se dijo para sí, que no sería más complicado que la instalación de un marca pasos; como finalmente pudo comprobar., efectivamente la operación fue relativamente más sencilla y sin mayores consecuencias que un ligero dolor de cabeza que le duró tres días.
El creía que el artilugio - así lo consideraba él – mejoraría sustancialmente su calidad de vida pensando que cuando se tiene 50 años, ya hay cosas que se olvidan y en su trabajo no podía permitírselo.
Desde el primer momento en que vio la gran proyección holográfica en el metro, le estuvo dando vueltas en su cabeza, pero con cierta reticencia había postergado esa decisión, teniendo en cuenta que su acercamiento a la modernidad había sido muy rápido e imposible de evitar a pesar de su íntima adhesión a la ecología.
Pero....la indisimulada presión de los amigos y la insistente propaganda virtual, terminaron por convencerlo de hacerse el dichoso implante., viendo el lado positivo, estimaba se quitaría un gran peso de encima, ya que evitaría el stress del desgaste propio de conducirse en una gran ciudad y, ahora, podría dejar tranquilamente que el aparatito se ocupara de ello.
Un gran logo en la puerta principal que cambiaba de color según el estado anímico de los que pasaban frente a ella le saludó por su nombre y le abrió paso. EYE; el “Instituto para el estudio e incremento neuro-virtual”.
Entusiasmado como un niño luego de conocer las bondades que había destacado su ejecutivo médico ingresó por fin a hacerse el implante.
Allí le explicaron que la craneotomía duraría algunas horas, pues debían fijar el chip al tejido cerebral. No se dio ni cuenta cuando ya estaba en el quirófano y tampoco cuando salió, de la misma manera y mucho antes de lo presupuestado.
La recuperación postoperatoria fue excelente, el día que debía salir de alta los técnicos le hicieron las últimas pruebas de calibrado haciéndole los últimos ajustes al dispositivo el cual quedó funcionando perfectamente, tuvieron eso si especial cuidado, cerciorándose que los programas incluidos en el chip que a Kane le interesaban estuviesen bien configurados; total, eran unos pocos terabytes y no era tan complicado pues él había elegido el pack “A” que era el más básico.
A su salida, cuando atravesó la puerta de la clínica el logo se puso amarillo brillante , pero no le dio mayor importancia; caminó algunos pasos y allí se dió cuenta de la razón que tenían sus amigos al recomendarle ingresar a este nuevo "status", incluso pudo percatarse de una indisimulada arrogancia al pasar al lado de personas que era evidente que no poseían “esto”.
Pasaron varios días de esta rutina, que a estas alturas ya no la sentía como ajeno . Su única preocupación ahora era, estar rápidamente en casa y sumergirse en su holointernetizado equipo, presenciando según el programa de hoy , La Sinfonía número 3 de Ludwig van Beethoven, dirigida por Daniel Barenboim desde la Konzerthaus en Viena., y él estaría allí, sentado en butaca de primera fila; era algo que había estado esperando toda una semana.
Otro gran acontecimiento que no se perdería era estar en Wimbledon el torneo en que jugaba Gonzalez, pero eso sería la próxima semana.
Sin embargo, un día cualquiera cuando se dirigía a la oficina, ocurrió lo menos esperado.
Había iniciado su habitual recorrido, cuando repentinamente comenzó a sentirse mareado y desorientado; poco tiempo tardó en darse cuenta que la causa, era un mal funcionamiento del chip.
Su primera sensación fue de desamparo al no recibir la necesaria información que él creía vital, pero que en realidad eran cosas como el tiempo, la hora, la ruta a la oficina y otras tantas que le proporcionaba el chip.
Trató de detenerse en donde estaba, pero no pudo hacerlo, había mucha gente detrás de él que presionaba por subir al metro que ya iba a partir.
Tuvo que controlarse y manejar lo mejor posible esta crisis no deseada, que se debía según supo después a la corrupción de uno de sus programas.
Volvió como pudo a su departamento, no obstante todo este ajetreo le había dado hambre pero no sabía que podía comer y menos saber que es lo que quedaba, se resignó a abrir el refrigerador para ver que había, hum.........muy poca comida natural, lo otro era recurrir a la dieta acostumbrada, pero ya estaba hastiado de píldoras y energéticos líquidos, finalmente solo comió un par de huevos y una taza de té.
Después del ajetreo se dio cuenta que había pasado rápidamente la hora en el viejo reloj digital de pared que aún conservaba; había sido un regalo de su madre.
Esta noche no tendría holovelada , ya que el equipo estaba sincronizado con su chip craneal y sin bluetooth era imposible conectarse.
Se fue a la cama con cierto cansancio e inquietud, pero le fue imposible dormir pensando en todos los beneficios que había perdido a causa del mal funcionamiento del aparato.
Pero también revolotearon por su mente otras cosas, como que después de corregir el problema del chip, podría hacerse el arreglo de la rodilla izquierda, dañada producto de ese lamentable suceso.
Ese mismo médico que le había hecho el implante cerebral le había recomendado a un colega que le haría un implante total de rodilla, tecnología de última generación y de relativo bajo costo.
Le dio vueltas al asunto y pensó que si accedía a ello, poco a poco iría perdiendo su verdadera humanidad al insertarse esos adminículos; cosa que no estaba dispuesto a hacer, sobre todo después de haber perdido a su mujer e hija en ese fatídico accidente causado por un fallo en la memoria del computador del auto.
Esta nueva modificación le haría perderse a él también, pues ya no sería el mismo Richard, ese Richard Kane completamente de carne y hueso que parió su madre; recapacitó sobre todo esto y concluyó que permanecería tal cual llegó al mundo, sin artilugios ni prótesis de ningún tipo ni para mejorar ni corregir algunas deficiencias propias de la edad.
Conservaría su humanidad intacta sin intervenciones hasta que llegue el momento de integrarse completamente al seno de su querida Gaia.
Y, con este último pensamiento logró conciliar el sueño, mañana sería otro día, otro auténtico y tangible día, con todas sus cosas buenas y malas; al fin y al cabo, pensó, en esta vida solo hay que saber navegar.
Pensó y se dijo para sí, que no sería más complicado que la instalación de un marca pasos; como finalmente pudo comprobar., efectivamente la operación fue relativamente más sencilla y sin mayores consecuencias que un ligero dolor de cabeza que le duró tres días.
El creía que el artilugio - así lo consideraba él – mejoraría sustancialmente su calidad de vida pensando que cuando se tiene 50 años, ya hay cosas que se olvidan y en su trabajo no podía permitírselo.
Desde el primer momento en que vio la gran proyección holográfica en el metro, le estuvo dando vueltas en su cabeza, pero con cierta reticencia había postergado esa decisión, teniendo en cuenta que su acercamiento a la modernidad había sido muy rápido e imposible de evitar a pesar de su íntima adhesión a la ecología.
Pero....la indisimulada presión de los amigos y la insistente propaganda virtual, terminaron por convencerlo de hacerse el dichoso implante., viendo el lado positivo, estimaba se quitaría un gran peso de encima, ya que evitaría el stress del desgaste propio de conducirse en una gran ciudad y, ahora, podría dejar tranquilamente que el aparatito se ocupara de ello.
Un gran logo en la puerta principal que cambiaba de color según el estado anímico de los que pasaban frente a ella le saludó por su nombre y le abrió paso. EYE; el “Instituto para el estudio e incremento neuro-virtual”.
Entusiasmado como un niño luego de conocer las bondades que había destacado su ejecutivo médico ingresó por fin a hacerse el implante.
Allí le explicaron que la craneotomía duraría algunas horas, pues debían fijar el chip al tejido cerebral. No se dio ni cuenta cuando ya estaba en el quirófano y tampoco cuando salió, de la misma manera y mucho antes de lo presupuestado.
La recuperación postoperatoria fue excelente, el día que debía salir de alta los técnicos le hicieron las últimas pruebas de calibrado haciéndole los últimos ajustes al dispositivo el cual quedó funcionando perfectamente, tuvieron eso si especial cuidado, cerciorándose que los programas incluidos en el chip que a Kane le interesaban estuviesen bien configurados; total, eran unos pocos terabytes y no era tan complicado pues él había elegido el pack “A” que era el más básico.
A su salida, cuando atravesó la puerta de la clínica el logo se puso amarillo brillante , pero no le dio mayor importancia; caminó algunos pasos y allí se dió cuenta de la razón que tenían sus amigos al recomendarle ingresar a este nuevo "status", incluso pudo percatarse de una indisimulada arrogancia al pasar al lado de personas que era evidente que no poseían “esto”.
Pasaron varios días de esta rutina, que a estas alturas ya no la sentía como ajeno . Su única preocupación ahora era, estar rápidamente en casa y sumergirse en su holointernetizado equipo, presenciando según el programa de hoy , La Sinfonía número 3 de Ludwig van Beethoven, dirigida por Daniel Barenboim desde la Konzerthaus en Viena., y él estaría allí, sentado en butaca de primera fila; era algo que había estado esperando toda una semana.
Otro gran acontecimiento que no se perdería era estar en Wimbledon el torneo en que jugaba Gonzalez, pero eso sería la próxima semana.
Sin embargo, un día cualquiera cuando se dirigía a la oficina, ocurrió lo menos esperado.
Había iniciado su habitual recorrido, cuando repentinamente comenzó a sentirse mareado y desorientado; poco tiempo tardó en darse cuenta que la causa, era un mal funcionamiento del chip.
Su primera sensación fue de desamparo al no recibir la necesaria información que él creía vital, pero que en realidad eran cosas como el tiempo, la hora, la ruta a la oficina y otras tantas que le proporcionaba el chip.
Trató de detenerse en donde estaba, pero no pudo hacerlo, había mucha gente detrás de él que presionaba por subir al metro que ya iba a partir.
Tuvo que controlarse y manejar lo mejor posible esta crisis no deseada, que se debía según supo después a la corrupción de uno de sus programas.
Volvió como pudo a su departamento, no obstante todo este ajetreo le había dado hambre pero no sabía que podía comer y menos saber que es lo que quedaba, se resignó a abrir el refrigerador para ver que había, hum.........muy poca comida natural, lo otro era recurrir a la dieta acostumbrada, pero ya estaba hastiado de píldoras y energéticos líquidos, finalmente solo comió un par de huevos y una taza de té.
Después del ajetreo se dio cuenta que había pasado rápidamente la hora en el viejo reloj digital de pared que aún conservaba; había sido un regalo de su madre.
Esta noche no tendría holovelada , ya que el equipo estaba sincronizado con su chip craneal y sin bluetooth era imposible conectarse.
Se fue a la cama con cierto cansancio e inquietud, pero le fue imposible dormir pensando en todos los beneficios que había perdido a causa del mal funcionamiento del aparato.
Pero también revolotearon por su mente otras cosas, como que después de corregir el problema del chip, podría hacerse el arreglo de la rodilla izquierda, dañada producto de ese lamentable suceso.
Ese mismo médico que le había hecho el implante cerebral le había recomendado a un colega que le haría un implante total de rodilla, tecnología de última generación y de relativo bajo costo.
Le dio vueltas al asunto y pensó que si accedía a ello, poco a poco iría perdiendo su verdadera humanidad al insertarse esos adminículos; cosa que no estaba dispuesto a hacer, sobre todo después de haber perdido a su mujer e hija en ese fatídico accidente causado por un fallo en la memoria del computador del auto.
Esta nueva modificación le haría perderse a él también, pues ya no sería el mismo Richard, ese Richard Kane completamente de carne y hueso que parió su madre; recapacitó sobre todo esto y concluyó que permanecería tal cual llegó al mundo, sin artilugios ni prótesis de ningún tipo ni para mejorar ni corregir algunas deficiencias propias de la edad.
Conservaría su humanidad intacta sin intervenciones hasta que llegue el momento de integrarse completamente al seno de su querida Gaia.
Y, con este último pensamiento logró conciliar el sueño, mañana sería otro día, otro auténtico y tangible día, con todas sus cosas buenas y malas; al fin y al cabo, pensó, en esta vida solo hay que saber navegar.
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